Aprender de otra forma… en verano
La narración de cuentos desde edades tempranas no sólo es importante como motivación a la lectura sino como acción generadora de lazos afectivos.
El momento del cuento, en la escuela o en la familia, debe suponer un momento muy especial, un tiempo para compartir, para sentirse importantes y únicos, tanto el que lo cuenta como el que lo escucha. Un tiempo en el que el entorno real se confunde con el mundo fantástico del niño y se entrega por completo a él.
Los cuentos abren al niño un amplio abanico de posibilidades que, en su pequeña experiencia cotidiana, posiblemente no hubiera imaginado nunca por su variedad de temas, situaciones, ambiente y personajes.
A partir del cuento el niño conocerá la bondad de unos, la difícil vida de ciertas personas, los problemas y luchas por la existencia entre los hombres y entre los animales, los diferentes tipos de vida según ambientes y sociedades, y cómo se pueden ver las cosas a través de otros ojos.
En el mundo que se construye a través del cuento, el niño construye multitud de elementos fantásticos que adquieren vida propia, liberando el subconsciente de frustraciones, tensiones y miedos, estimulando la creatividad y encauzando positivamente estas emociones.
¿Por qué los niños suelen pedir que se les lea el mismo cuento?
Los niños son bastantes conservadores en lo que se refiere a los cuentos. Los quieren escuchar siempre en la misma versión de la primera vez, por el placer de reconocerlos, de aprendérselos de memoria en su secuencia tradicional, de volver a sentir las emociones de la primera vez, en el mismo orden: Sorpresa, miedo, recompensa.
Los niños tienen necesidad de orden y seguridad: el mundo no debe alejarse demasiado bruscamente del camino que, con tanta fatiga, van siguiendo.
El cuento es también para el niño un instrumento ideal para que el adulto permanezca junto a él. Es raro que el adulto disponga del tiempo que desearía para poder jugar con el niño y como él querría, con dedicación, participación y sin distracciones. Pero con un cuento todo es distinto, mientras dura la mamá está con él, toda para el niño, como una presencia consoladora que le ofrece protección y seguridad.
A veces el niño se permite el lujo de no prestar atención –especialmente si ya conoce el cuento (y tal vez por eso él mismo ha pedido su repetición) y por eso solo necesita controlar que su narración se desarrolle por vías ya familiares para poder dedicarse al “estudio” de su madre o adulto que raramente puede realizar cuando quiere. Su voz, sus tonos, sus gestos no le hablan sólo de Caperucita o Pulgarcito, le hablan de sí misma.
Algunas sugerencias al leer libros a niños en la etapa preescolar
- Dedica un rato diario a la lectura compartida, especialmente antes de dormir.
- Muestra antologías y libros de poesías y recita con tu hijo para que memorice distintas composiciones.
- Anima a tu hijo a seguir las palabras con el dedo mientras le lees en voz baja.
- Deja que elija los libros que más le gustan y pregúntale por qué, así le ayudas a desarrollar su habilidad como narrador y sus propios criterios de selección.
Cuentos de interés para este verano:
- La vaca que puso un huevo (Autor: Andy Cutbill / Editorial: Serres). Esta es una preciosa, dulce y divertidísima historia sobre conseguir el coraje necesario para defender las convicciones, hasta cuando los demás dudan de ti.
- Adivina cuanto te quiero (Autor: Mc Bratney / Editorial: Kokinos). Precioso álbum ilustrado que de una forma sencilla y tierna nos enseña que el amor es algo tan tan grande, que no se puede medir.
- Plain and Fancy (Autor: Harriet Zifert / Editorial: Edelvives). Dos libros muy visuales para aprender de manera divertida los opuestos en inglés.
- El pequeño cuervo y la luna (Autor: Marcus Pfister / Editorial: Loguez). Es un muy buen álbum cuyo contenido, de dolor y petición de perdón por haberse portado mal con otro por envidia, y cuyo tipo de narrador, el de alguien que recuerda con arrepentimiento un suceso del pasado, son poco usuales.
- Soy grande soy pequeño (Autor: Kathy Stinson / Editorial: Ekare). Hay un momento, entre los dos y los tres años, en los que los niños quieren hacer “cosas de niño grande”, y no caben de orgullo cuando lo logran. Pero a veces también quieren seguir siendo bebés, y eso está bien también ¡al fin y al cabo siguen siendo chiquitos! En Soy grande, soy pequeño ellos se van a sentir 100% identificados.
- La mosca (Autor: Gusti / Editorial: Serres). Un libro que hace del arte de confrontar las propias dimensiones una comedia que también pueden provocar profundas reflexiones acerca de la vida.
- ¿De qué color es un beso? (Autor: Rocio Bonilla / Editorial: Algar). Es un álbum ilustrado precioso, tierno, optimista y que invita a profundizar en cómo nos sentimos en cada momento. Nos descubre la variedad de sensaciones que podemos experimentar ante un mismo hecho: dar un beso.
- The Tiny Seed (Autor: Eric Carle / Editorial: Penguin). El ciclo de vida de la semilla, la planta y la flor, bellamente contado e ilustrado con un estilo inimitable.
- Un culete independiente ( Autor:J.Luis Cortés / Editorial: Sm). Un relato original para los primeros lectores que recuerda que siempre es mejor comportarse bien.
- Voy a Comedte ( Autor: Jean-Marc Derquen / Editorial: Kokinos). Un libro que se atreve a «hacer hablar» mal al lobo durante toda la historia, desde el mismo título y es muy aprovechable para el juego teatral en el colegio. Los niños se divertirán mucho con la mala dicción del lobo y seguramente la frase «voy a comedte» se convertirá en la comidilla.